Calasparra se ha convertido en la cuna del arroz, un producto conocido en el mundo entero sin que para ello haya sido necesario ningún tipo de acción publicitaria. Para imponerse, sólo le ha bastado su tradicional calidad y el buen hacer de los agricultores calasparreños. Prueba de ello es la concesión de la Denominación de Origen, siendo el primer arroz del mundo que disfruta de este preciado aval de garantía y calidad.
Su Consejo Regulador, órgano encargado de vigilar el cultivo, elaboración y presentación de este arroz, está luchando contra el uso indebido de su nombre y dándolo a conocer tanto a escala nacional como internacional.
La revalorización del arroz en el mercado interior y exterior está propiciando que aumente el número de agricultores dedicados a esta actividad.
Las tierra regadas por los ríos Segura y su afluente el Mundo, a su paso por los municipios de Calasparra y Moratalla, en Murcia; y Hellín, en Albacete, son las zonas de producción que conforman el Coto Arrocero de Calasparra, concedido oficialmente por Real Decreto de 1 de febrero de 1908.
José Ruiz, de la cooperativa del Campo Virgen de la Esperanza, cuenta las propiedades del terreno de esta D. O. «Su entorno ecológico es claramente diferente respecto de las demás zonas arroceras, pues se cultiva en un área muy montañosa y soleada, situada al Noroeste de la Región de Murcia y al Sur de Albacete, con una altitud que oscila entre los 341 y 500 metros sobre el nivel del mar».
Un pilar fundamental para su calidad es la limitada producción anual de 2,5 millones a 3,5 millones de kilos, con la particularidad de que el arroz se envasa según necesidades de consumo, por lo que se puede decir que llega a la mesa manteniendo todas sus propiedades. Aunque la superficie inscrita en el Registro de Parcelas de la Denominación de Origen es de unas mil hectáreas, sólo se siembran al año unas 500 ó 600 hectáreas debido a la rotación de los cultivos.
El Arroz de Calasparra Oryza sativa L., en sus variedades Balillax Sollana y Bomba, es el fruto de la sabiduría de sus agricultores. En el mes de mayo las semillas seleccionadas por la propia cooperativa son sembradas a mano por los arroceros que mimarán y cuidarán la planta hasta finales de septiembre o principios de octubre, momento de su recolección. Una producción que esta campaña ha estado retrasada por la últimas lluvias producidas, que «han retrasado el proceso de recolección, aunque no ha mermado la calidad del arroz, pero somos conscientes de la necesidad que tiene esta Región de agua y nunca llueve a gusto de todos», manifestó José Ruiz.
Fuente: La Opinión de Murcia
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