Numerosos  actos celebrados durante la pasada semana en Calasparra sirvieron para  condenar los malos tratos ejercidos sobre la mujer. La jornada que se  vivió el pasado 25 de noviembre arrancó con un programa especial en  Radio Calasparra que contó con la presencia en el estudio de la  concejala de Igualdad, Alfonsa Egea, y de la agente de Igualdad, Ana  García, que compartieron el programa con otras invitadas,  como la  escritora Mª Teresa Carretero, autora del libro "mamá está triste", o la  coordinadora de la sede sevillana de la Asociación "mujeres en zona de  conflicto" que alertó sobre el drama que representa el tráfico de  mujeres con fines de explotación sexual. La artista Begoña Fernández  Corbalán se unió a la reivindicación creando una obra delicada y cargada  de esperanza que se sorteó entre las participantes de la marcha en  contra de la violencia de género celebrada el domingo y que acabó en el  teatro abierto el Castillo, donde algunos de los presentes reflexionaron  en voz alta sobre lo que representa esta lacra social y que terminó con  un grito unánime "ni una muerta más". Durante la marcha estaba, además,   programado el sembrado de árboles y la instalación de una placa en  recuerdo de las víctimas de la violencia de género, pero que,  debido a  las lluvias de las últimas jornadas,  no se pudo llevar a cabo y queda  pendiente. 
También se celebró el habitual encendido de velas en  la Plaza de la Corredera y una obra de teatro en el Auditorio  Municipal, para acompañar a la lectura del manifiesto en contra de la  violencia machista que Alfonsa Egea pronunció en la Plaza de la  Corredera.  
 
 
 
El término violencia "machista" es una obsesiva preocupación que los
ResponderEliminarideólogos de género quieren implantar para hacer que el hombre sea lo
peor de lo peor. Es más adecuado y objetivo decir "violencia
doméstica". No obstante, en estos tiempos de crisis, hay que
enmascarar todo con actos de este tipo, que despilfarran los
limitadísimos recursos públicos (que ya debemos a la Banca y la UE),
para desvirtuar nuestra atención a la grave crisis socioeconómica y
moral que vivimos.