Toda la ilusión que Ramón López puso en levantar su empresa se le ha convertido en una mezcla de impotencia y amargura. Y es que, después de nueve años de trabajo, de llegar a tener 58 empleados y de facturar casi cinco millones de euros, este técnico en gestión de espacios naturales se ve abocado al cierre de su empresa, Almadenes SL. La culpa la tienen 950.000 euros que le adeuda la Comunidad Autónoma desde septiembre de 2009, último mes en el que pudo cobrar por su trabajo, que incluye los tan publicitados tratamientos de defensa contra incendios de El Valle, presentados e inaugurados pero, como López señala, impagados.
«Los autónomos siempre hemos cobrado tarde -explica desde Calasparra-, pero esto se sale de lo normal. Nos dicen que no hay previsión de cobro, pero mientras yo he tenido que echar a la calle a ingenieros, a obreros... Ahora quedo yo con seis más pero, si no cobro, en mayo cierro», explica Ramón, cuya empresa recoge la madera del último incendio para venderla, un trabajo que debería contratar la Comunidad, pero que, al no tener fondos, cede a Almadenes estos trabajos a cambio del valor -poco- de la madera quemada.
Ramón López cree que las soluciones se deberían haber empezado a tomar hace dos años y que ahora cualquier remedio, incluidos los 500 millones de endeudamiento que la Comunidad Autónoma ha convertido en bandera, será sólo «un parche».
Recuperar el crédito
También habla de volver a inyectar dinero en el sistema a través de los bancos, de que éstos sirvan de colchón entre los autónomos a los que les debe dinero la Administración y ella misma, pero sabe que es muy difícil de lograr en el actual contexto. «Habría que presionar a la banca de forma decidida para que ponga en circulación todo el dinero que le hemos dado los españoles para que no quebrara, pero es complicado».
La solución sería «tomar la calle, promover las movilizaciones y forzar un cambio de filosofía», explica López. «Las administraciones deben empezar a pensar en que no pueden tener a la gente esperando para cobrar sin esperanza. Tienen que parecerse un poco más a las empresas y aplicar criterios de eficiencia. ¿Recortes? Me parecen pocos los de ahora, yo iría más lejos y metería la tijera en las plantillas, están sobredimensionadas», concluye Ramón López.
Fuente: La Verdad
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