lunes, 11 de abril de 2011

Fulgencio Caballero se autoedita su novela finalista del Planeta La caja de membrillo

Fulgencio Caballero, finalista del Premio Planeta
Calasparreño, nacido en Barcelona (1966). Su paso por el Instituto Monserrat y por la Facultad de Derecho de Barcelona marcará para siempre su pasión por la historia gracias a la influencia de profesores y compañeros. En el año 1986 se traslada definitivamente a Calasparra, un pueblo que en la cercanía con las personas mayores toma conciencia su idea de que en las personas anónimas se encuentra la verdadera historia. Novela clásica de largas noches de insomnio, queda entre las diez finalistas de la LIX edición de los Premios Planeta. Hoy presenta su novela en Murcia en el Centro Cultural Las Claras a las 20.00 horas.

—¿Por qué decidió autoeditarse la novela?

—Había un par de editoriales interesadas, una me contestó diciendo que no había presupuesto, y la otra me dijo que había que esperar al verano, que se podía pasar un año. Tampoco me he movido mucho. Pero en Calasparra me lo pedían y yo no conozco mucho el mundo de la editorial y mi club de lectura me planteó que hiciera un autoedición. He hecho una tirada de mil libros para la comarca. Me han echado una mano unos amigos que tienen una editorial pero al fin y al cabo es una autoedición.

—¿No tendrá que ver la mujer dormitando en portada con el insomnio que padeció durante la escritura?

—No, un amigo en Madrid, Carlos Montaner, que me pidió que le mandara los recursos fotográficos para la novela, e hizo varios collages y después de mucho pensarlo optamos por este. La protagonista es una joven que intenta adivinar su pasado a través de unos documentos de una casa heredada de su abuela. La portada refleja el cansancio de esa mujer estudiando esos documentos de las cajas donde nuestros mayores guardaban sus recuerdos.

—¿En qué género la definiría?

—Es novela histórica. Es un relato que salta permanentemente entre la época actual, los años de la posguerra, la Guerra Civil. Es una novela de ficción pero he intentado ser lo más ajustado posible a esta época y los hechos reales mezclados con ficticios.

—¿Se siente cómodo con el término novela histórica?

—No, yo he utilizado un argumento ficticio dentro de una etapa determinada de nuestro reciente pasado. No tengo ningún complejo en decirlo. A veces dice la gente que la novela histórica es muy sencilla porque te viene dado el contexto, pero meter una historia de ficción en los hechos reales ha sido sumamente costoso.

—¿Hasta qué punto ve lícito mezclar realidad con ficción?

—Yo creo que un escritor se puede permitir cualquier licencia. ¿Por qué no? Nos podemos divertir mezclando verdad y fantasía… y disfrutar con ello siempre que el lector sepa que es ficticio. Es un juego para disfrutar. En el prólogo se explica que se han juntado.
—¿Algunos autores de novela histórica abusan de las descripciones para mostrar su erudición, es así su novela?
—Estudié Derecho y me enseñaron mis profesores que había que ser muy claro en la exposición de los hechos. Mi relato es muy popular, no tiene ningún termino enrevesado, es muy ligero de leer, rápido, no me excedo en descripciones y adjetivos ni rebuscado en las frases. Se puede leer en dos días.

—¿Dónde transcurre la novela?

—Salto en el tiempo, pero también en el escenario. Dos: Calasparra y Barcelona. Yo soy calasparreño pero nací en Barcelona donde viví veinte años. Conocí a mucha gente que me contó historias de la represión franquista que he intentado mezclar con las historias de mi familia de Calasparra. También salen puntualmente otros escenarios, sobre todo en la parte de la Guerra, me muevo por la geografía: sale el frente de Levante, el de Extremadura, Madrid, una población de Gerona. Pero fundamentalmente Calasparra y Murcia.

—¿Cómo fue la ceremonia del Planeta?

—Sabía que no iba a ganar. Pero fue una gran recompensa y mi mujer y yo lo pasamos muy bien. Muy tranquilos a sabiendas que el primer puesto no era para mí. Fue emotivo estar con tantos escritores y gente del mundo de la política, también deportistas.

—¿Tiene preparada alguna novela?

—No he parado de escribir. Antes de ir a Barcelona estaba con otra novela. Pero todo este tema me está absorbiendo demasiado tiempo y estoy un poco frenado, pero tengo una novela a medias.

—¿Miedo a la página en blanco?

—No escribo para nadie, sino para mí. Otros escritores piensan en sus lectores, qué van a opinar. Pero yo escribo para pasarlo bien, nunca pensé que lo que escribí para ocupar mis noches de insomnio iban a legar a nadie. Escribo para mí y si no tengo que sacarlo a la luz no sale, no pasa nada.
Fuente: TelePrensa

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