lunes, 23 de abril de 2012

Filiberto Martínez: 'Ya haré yo torero al nombre'


Dicen que un buen nombre es fundamental para un torero, y no es nueva esa creencia. El marketing -tan de moda hoy- se inventó en el mundo del toro, en el tradicional ejercicio de la búsqueda de un buen marbete o nombre artístico con el que anunciarse en los carteles. Ha llovido mucho ya desde que Francisco Arjona Herrera se hiciera anunciar Cúchares en las primeras corridas tal y como hoy las entendemos. Y aunque el sobrenombre fue a propuesta del público es cierto que al torero le cayó el mote bien y así aparecía en la cartelería de la segunda mitad del siglo XIX. Luego llegaron los Lagartijo, Costillares... Así, decenas.
Ahí empezó el marketing. Siempre ha habido interés por sonar bien. "Con ese nombre no se puede ser torero", dice el castizo. Aunque siempre hay excepciones. Véase, por ejemplo, el caso de Dámaso González, un nombre tan poco taurino que hizo que el maestro de Albacete se anunciara en los primeros años como Curro de Alba, marbete del que se desentendió con el paso del tiempo. Dámaso, nombre de torero. Porque un nombre, en sí mismo, no es taurino ni deja de serlo por cómo quede en los carteles o cómo suene en la boca de la afición. Es el torero el que hace taurino al nombre.
Eso piensa Filiberto, nombre de origen germánico que significa "que brilla como el oro, brillante, que es popular". Sobre la anécdota de la denominación dice que "no pienso en ningún mote... eso son tonterías. La verdad es que Filiberto no es un nombre muy taurino pero llegaré donde tenga que llegar, y triunfaré, independientemente del nombre". Entonces lo habrá convertido, como hizo Dámaso González, en el nombre más taurino del mundo. Hubo, conste no obstante, al menos otro Dámaso: un madrileño que se apellidaba Gómez Díaz y que nació en Chamberí. Filibertos ha habido menos... Sólo consta uno de apellido Mira y no era torero sino crítico taurino.
Con esta cuestión anecdótica finaliza la entrevista con el novillero de Calasparra (Murcia) que salió a hombros por la Puerta de los Cónsules en Nimes el pasado domingo. Indultó un novillo de Salvador Domecq y a su segundo le cortó una oreja. Tres orejas y rabo. Pertenece a la Escuela Taurina de Albacete y dicen los que le han visto que se puede apostar por él. Pese a lo poco que ha toreado -6 o 7 novilladas sin picadores todavía- absorbe bien, evoluciona y se desordena menos de lo que lo hacen sus semejantes. Va bien de valor y tiene cierto sentido de la estética. Es de lo mejorcito del vivero de toreros manchego.
"Llevo dos años en la Escuela Taurina de Albacete aunque soy de Calasparra. Estuve en la Escuela de Hellín -por cercanía- durante un año y medio pero me apunté a la de Albacete, ciudad a la que viajo desde Calasparra tres días en semana", dice Filiberto. Mucho viaje, ¿no? "El que algo quiere, algo le cuesta. Yo estoy aquí por algo, cueste lo que cueste. Me encanta mi tierra pero considero que Albacete es un entorno más propicio para mi formación taurina. Me siento taurinamente de Albacete". La ciudad manchega vive el toreo a diario en puntos como el parque de La Fiesta del Árbol o el propio coso taurino.
Se le ven maneras, y muchas. Así lo atestiguaron en Nimes más de 2000 personas el pasado domingo. No tiene antecedentes taurinos, quitado que un tío abuelo suyo tiene ganado de lidia en la provincia de Toledo. Tiene 17 años, está en el segundo curso de Bachillerato de Letras -va a curso por año- y, de momento, va a dejar aparcada su trayectoria académica para centrarse en la taurina. No en vano, su pretensión es debutar la temporada que viene con picadores. ¿Le ayuda alguien, además de la Escuela? "Me echa una mano Gonzalo González, uno de los apoderados de Miguel Tendero, con quien tiento con frecuencia", dice Filiberto.
¿Cómo ha vivido el exitazo de Nimes del pasado fin de semana? ¿Le cogió por sorpresa? "He de decir que iba bastante confiado en mis posibilidades aunque el indulto del novillo de Salvador Domecq y lo genial que me sentí con la muleta no estaba en mis planes. De capote no me acoplé tanto, quizás por el viento, pero con la muleta di tandas completas. Me sorprendió, vista la faena en perspectiva, que no hubiera altibajos" relata el novillero, que participó en una novillada encuadrada dentro de los intercambios habituales de las escuelas taurinas de España y Francia.
Dice que no tiene un espejo profesional concreto, ni siquiera se atreve a decir un puñado de nombres, como suelen hacer todos. Ya ningún principiante comete el error de decir que se fija en un solo torero para no tener la losa de la comparación permanentemente encima de él. Filiberto, que se le ve leído, es más listo. "Me fijo en los mejores... ¡en quién me voy a fijar! Absorbo lo que me gusta de ellos, lo asimilo y lo expreso a mi manera". Toreará, probablemente, el 15 de mayo en Alcadozo y el 24 de junio en Pozohondo, ambas localidades de la provincia de Albacete.
La crisis ha puesto todo mucho más difícil. Hay menos dinero líquido circulante, menos dinero negro que blanquear, cada vez menos "ponedores", menos novilladas organizadas, los presupuestos de las Escuelas Taurinas se resienten, las complicaciones para encontrar apoderado son infinitas... ¿Está seguro Filiberto de lo que se está haciendo? "Totalmente, sí. Estoy aquí por vocación, esta profesión es la que más me llena. Sé que la situación económica y de conjunto es mala pero pienso en positivo: creo que tras el paso de la crisis van a quedar los mejores", reflexiona optimista. Eso es que se ve entre ellos.

Fuente: Burladero

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